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CRÓNICA DE UN ENCIERRO INTERMINABLE

Wuhan, diciembre de 2019

La provincia de Hubei es una de las poblaciones más grandes de China con 11 millones de habitantes, Wuhan su capital se convirtió en el epicentro del brote de neumonía de causa desconocida, lo que llevó a las autoridades sanitarias de China a realizar investigaciones centrando su atención en un mercado local de donde salieron las primeras personas con dicha afección. Tras las investigaciones, el mando sanitario de China inició un aislamiento de los contagiados y los sospechosos de padecer la extraña enfermedad, esto con el fin de controlar la propagación, así que estos pacientes estuvieron bajo vigilancia estricta y sin posibilidad de contacto familiar ni social, además, se les hizo seguimiento detallado a sus datos clínicos y epidemiológicos.

Un nuevo Coronavirus

Para el 7 de enero de 2020, científicos chinos lograron aislar el virus causante de la enfermedad, y realizaron la secuenciación del genoma que estuvo disponible para la OMS el 12 de enero de 2020, permitiendo a laboratorios de diferentes países producir diagnósticos específicos, este nuevo Coronavirus fue denominado Covid19. No obstante, en las semanas siguientes se registraron nuevos contagios sin exposición al mercado de animales, lo que mostró que la transmisión del virus se comenzaba a dar de persona a persona. Para ese entonces, se conocieron los primeros casos fuera de China: dos en Tailandia y uno en Japón, al parecer esa propagación se dio el 13 de enero de 2020, con la salida de algunos ciudadanos de Wuhan por medio aéreo y terrestre, específicamente en tren; así comenzó rápidamente la expansión del virus concentrándose en Japón, Corea del Sur, Irán e Italia y en menor proporción en países como España, Francia y Alemania.


Una Pandemia

La rápida expansión de la enfermedad hizo que la OMS, el 30 de enero de 2020, la declarara una emergencia sanitaria de preocupación internacional, basándose en el impacto que el virus podría tener en países subdesarrollados con infraestructuras sanitarias menores. Para esa fecha, la enfermedad se había detectado en todas las provincias de China continental y se diagnosticaron casos en otros 15 países en los que se hizo necesario tomar medidas de aislamiento, lo que llevó a la OMS a declarar al Covid-19 como una pandemia al ver que la mancha seguía creciendo exponencialmente, así lo informó la Organización Panamericana de la Salud el 12 de marzo del 2020.


Todo cambió

El 24 de marzo de 2020 se decretó el aislamiento total en Colombia, lo que llevó a cambios abruptos e inmediatos, pues empezaron las clases virtuales y el teletrabajo, pero además, nadie pudo volver a salir a las calles como era cotidiano; esto dio como resultado que las personas de todas las edades empezaran a tener otro tipo de enfermedades, esta vez afectando su salud mental y psicológica, lo que llevó a los organismos de la salud pública y a nosotros los Psicólogos de la Salud Mental a cuestionarnos ¿cuáles serían los efectos psicosociales y cómo posicionarnos desde nuestros oficios ante esta nueva realidad? Y es que hacemos demasiado caso a los síntomas y muy poco a aquello que Sigmund Freud ha denominado el horror, -que es intrínseco a la estructuración psíquica del sujeto- y que están viviendo la mayoría de las personas de todas las edades en todos los contextos a nivel mundial.

Es triste y preocupante la situación; las personas no solo tienen que convivir con estos cambios, sino que también deben luchar con un compañero llamado por Sigmund Freud el Superyó, que actúa como consejero, alertando sobre lo que está o no moralmente aceptado, todo esto de acuerdo con los principios con que fue educado cada individuo a lo largo de su vida.

El 3 de abril del 2020 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), sugirió a 188 países hacer el cierre de todos sus centros educativos; esta medida afectó alrededor de 1.500 millones de alumnos, es decir, al 89% de los estudiantes del mundo, pues de un momento a otro despacharon a la niñez a espacios pequeños, fríos, e indiferentes en sí, estoy hablando de sus hogares, que pueden que no sean así, o por el contrario, puede que sean aún más infames; que tengan padres adictos a sustancias psicoactivas, lo que expondría a los niños a estar sufriendo de violencia intrafamiliar, que posiblemente estén siendo agredidos de forma física, psicológica y emocionalmente, comportamientos que no son saludables para ningún miembro; desde el más joven hasta el adulto contemporáneo. También se puede presentar el caso de padres no adictos que mantienen muy buenos ambientes físicos, pero en cuanto a los espacios psicológicos y emocionales no estén bien y afecten su núcleo de integración familiar porque no se facilitan espacios de diálogo entre niños o adolescentes con sus padres, tíos, abuelos o demás personas que convivan con ellos.

Esta situación se agudiza por el aislamiento, ya que ahora tienen que convivir 24 / 7, mientras que antes, su escape a esa realidad era el colegio, en el caso de los niños, o los trabajos, en el caso de los adultos.

Por otra parte, hay que tener en cuenta las dificultades en la educación tradicional que se ha venido impartiendo por décadas en las escuelas y colegios de manera presencial y a esto sumarle la incertidumbre de no saber si los establecimientos educativos estén listos para llevar una educación virtual adecuada y acorde para niños desde los 3 años en adelante hasta los jóvenes universitarios y mencionando el hecho de que no todos cuentan con acceso a una conexión de Internet.

Desde lo periodístico

Los medios de comunicación se volcaron con los reportes periodísticos narrando lo sucedido, como lo hizo Julián de Zubiría en su último día de trabajo en la Revista Semana el 06 de abril de 2020 con el título: “La educación en tiempos de cuarentena” refiriéndose a la educación clasificada por estratos: bajos, medios y altos, ¿por qué no todos pueden tener educación en igualdad de condiciones? Solo los grandes colegios que ya poseían plataformas virtuales se acomodaron fácil, pues estos entornos no eran desconocidos tanto para los docentes, como para los estudiantes, mientras que por otra parte, miles de niños, adolescentes y adultos jóvenes, han tenido que abandonar sus estudios por no poder conectarse y porque ahora no hay los medios económicos para cubrir esas nuevas necesidades, que se agudizan porque la economía se ha visto impactada y a raíz de esto miles de personas han perdido sus empleos, y es en todo este proceso que la salud mental viene abriendo un camino y dando ciertos signos de manifestaciones de enfermedades que estaban escondidas en el inconsciente y que debido a estas circunstancias está saliendo a relucir, por ejemplo: la ansiedad, la depresión y suicidios consumados sin discriminar edades, sexo, estrato social, creencias, etc.

Medidas de mitigación

Es necesario resaltar que Colombia ha venido tratando de tomar medidas lo más acordes posibles para contrarrestar la propagación del virus, en especial en la capital del país, fue así como el día 9 de abril de 2020 y hasta el 11, la alcaldesa Claudia López anunció la decisión de cerrar Corabastos, la central de alimentos más grande del país por contagios masivos del personal que trabaja en dicho sitio, además la localidad de Kennedy, donde se encuentra la central, ya estaba en la mira de la autoridades sanitarias por los crecientes casos de Covid-19 reportados.

Una mirada desde lo Psicosocial

Para entender las conductas humanas es necesario conocer la motivación humana, es decir, el impulso que lleva a las personas a actuar de determinada manera, en este sentido el psicólogo humanista Abrahán Maslow (1943) en la “Teoría de la Motivación Humana”, propone una jerarquía de necesidades y factores que motivan a las personas; esta jerarquía identifica cinco categorías de necesidades (fisiológicas - de seguridad – sociales: de amor, afecto y pertenencia - del yo o de estima - del ser o autorrealización) y se construye considerando un orden ascendente de acuerdo con su importancia para la supervivencia. Según este modelo, a media que el hombre satisface sus necesidades surgen otras que cambian o modifican el comportamiento de este, considerando que solo cuando una necesidad está “razonablemente” satisfecha, se disparará una nueva necesidad (Colvin y Rutland 2008), lo que dificulta que el individuo cambie o modifique su comportamiento, aquí

me refiero específicamente a los habitantes de Bogotá, incluyendo a los migrantes, que están pasando por una situación difícil porque no tienen un trabajo digno que les permita cubrir o satisfacer sus necesidades básicas, dentro de las cuales ni siquiera se encuentran las necesidades expuestas por Maslow. Maslow también distingue estas necesidades en “deficitarias” (fisiológicas, de seguridad, sociales y de estima) y de “desarrollo del ser” (autorrealización). La diferencia distintiva entre una y otra se debe a que las “deficitarias” se refieren a una carencia, mientras que las de “desarrollo del ser” hacen referencia al quehacer del individuo (Quintero; J; 2007:1).

Los psicólogos; la esperanza en medio de la pandemia

El Colegio Colombiano de Psicólogos, puso en marcha un plan piloto para llevar conferencias a los psicólogos y psicoterapeutas, con el fin de entablar diálogos sobre el cuidado personal de uno mismo y de los demás.

En los primeros días del mes de mayo de 2020, también lanzó un curso de formación a voluntarios psicólogos para estar en la capacidad de dar respuesta ante la crisis emocional ocasionada por el Covid-19, esto con el fin que los psicólogos atendiéramos a las personas que presentaran cualquier alteración física o mental derivada de las circunstancias que estamos viviendo, ya que nos encontramos alejados de nuestros seres queridos; familiares o amigos con quien habían encuentros frecuentes para socializar, familiares y amigos que en algunos casos han fallecido por el contagio del Covid-19 y por quienes no se ha podido realizar un duelo, porque no han tenido un cuerpo para darle el último adiós. Además, es necesario resaltar que se están presentando no solo duelos patológicos, sino también duelos por objetos físicos y económicos, que se representan en comer o morirse de hambre.

Es por todas esas circunstancias que los seres humanos están sufriendo de muchas enfermedades patológicas o factores que se están presentando en la sociedad y que yo, Claudia Patricia Rodríguez como psicóloga entendí y atendí el llamado desde el año 2019, así como lo hicieron varios colegas para afrontar los escenarios disyuntivos que tienen los seres humanos actualmente, que están agobiados por las diferentes dificultades y problemas y que además, no encuentran alternativas para continuar viviendo en estas condiciones tan deplorables porque han sido humillados y hasta desalojados de sus tierras, lo que los llevó a convertirse en migrantes de su mismo país, ya que no viven en sus campos, sino ahora en las grandes ciudades, que supuestamente tienen oportunidades, pero eso es solo entre comillas, porque no hay tantas oportunidades, ni siquiera para los mismos habitantes de la capital.

Aislamiento total

De nuevo la localidad de Kennedy volvió a ser protagonista, pues a partir del 01 de junio de 2020, la alcaldesa ordenó el aislamiento total por ser la primera de la lista de contagios masivos de Covid-19, allí las personas están muriendo no solamente por el virus, sino también producto de las enfermedades mentales, físicas y hasta de hambre.

Y es que varios sectores de la localidad están llenos de telas de color rojo extendidas en las ventanas de las casas, lo que quiere decir que quienes habitan esas viviendas no tienen los medios para alimentar a sus familias, aunque este flagelo del hambre no es nuevo, solo que con la pandemia se ha agudizado y se ha hecho más visible.

Incertidumbre

El mundo aún está consternado por esta pandemia, el panorama está siendo cada vez más absurdo, eso lo evidenciamos el 19 de junio en Bogotá con la jornada del día sin IVA declarado por el gobierno; parece que la gente aún no es consciente de la situación que estamos viviendo, a las personas no les importó salir a los grandes almacenes de cadena donde se presentaron aglomeraciones y no se respetaron las medidas de bioseguridad, por lo que muy seguramente en un par de semanas tendremos las nefastas cifras de nuevos contagiados y es que con ese comportamiento básicamente se echó a perder todo lo que se había ganado en estos meses de aislamiento.

En estos momentos aún no se conoce con certeza qué va a pasar ni hasta cuándo vamos a estar en esta situación, no se sabe a ciencia cierta cómo es que se comporta el virus, pues países donde ya se creía controlado, han empezado a reportar nuevos brotes de Covid-19, como por ejemplo, China donde empezó, científicos de varios países han asegurado tener la cura o la vacuna para la enfermedad, pero nada es concluyente y siguen los estudios.

Mientras tanto, los sistemas de salud siguen colapsados por cuenta del virus y de las personas que no han tomado conciencia de la situación mundial vivida, inclusive gobiernos que parece no importarles la tragedia ocasionada por el virus como, por ejemplo, el gobierno de Brasil, que es el país con mayor número de muertes por Covid-19 en Suramérica, o el caso de Estados Unidos, donde tampoco se han tomado las mejores medidas para hacerle frente. Así que los profesionales de la psicología tenemos una gran responsabilidad en estos momentos, pues los problemas de salud mental continuarán y debemos estar preparados para ayudar a mitigar esta situación derivada de la pandemia del Covid-19 y que no sabemos cuándo va a terminar.

Autora ganadora del Concurso de ensayos Claudia Patricia Galindo Rodríguez – Psicóloga Social



 
 
 

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